El pueblo de Israel comía maná que bajaba en la noche junto con el roció del campo en la mañana salían a recogerlo y luego lo preparaban. Apetecieron la comida de Egipto y se olvidaron de su esclavitud, por que expresaron en Egipto «comíamos gratis».
Números 11:5-6 «¡Ojalá pudiéramos comer carne! ¿Se acuerdan del pescado que comíamos gratis en Egipto? ¡Y qué sabrosos eran los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos que allá comíamos! En cambio, ahora nos estamos muriendo de hambre, ¡y lo único que vemos es maná!»
Dios hace que el viento sople y llegue alimento, pero nuestro comportamiento alimenticio nos lleva a almacenar alimento hasta el punto de amontonarlo, otros refrigeran por mucho tiempo, comen hasta el hastió y les sale por la narices.
No es un habito nuevo los israelitas fueron castigados por haber rechazado a Dios y no reconocer su presencia entre ellos. El exceso de comida es una forma de escapismo para enfrentar temores, situaciones adversas para otros es seguridad o símbolo de prestigio.
Números 11:32 La gente se la pasó juntando codornices todo ese día, y toda la noche y el día siguiente. El que menos codornices juntó, hizo diez montones, y algunos hasta pusieron a secar codornices alrededor del campamento.
La queja de los israelitas empezó apartir de la unión con otros pueblos que solo deseaban comer y se dejaron llevar por ellos. Donde existe la obesidad y es una epidemia que llega a extenderse aun en lugares menos favorecidos y esta llevando a muchos a la muerte, al lugar Quibrot-hataavá, significa tumbas del apetito por que se esta enterrando un pueblo que solo desea comer.
Números 11:34 Por eso llamaron a ese lugar Quibrot-hataavá, nombre que significa «tumbas del apetito», porque allí el pueblo enterró a los que sólo pensaban en comer.