Las entrañas son donde salen nuestras generaciones, Dios dice fecunda y multiplícate por qué de tus entrañas saldrán reyes, también desde nuestras entrañas sentimos angustia y se conmueve dé dolor como José lo sintió cuando vio de nuevo a su hermano Benjamín. Si no sabemos lidiar con el dolor que nos ocasionaron podemos dar luz la iniquidad y tramar engaño desde nuestras entrañas.
Salmo 5:9 Porque en la boca de ellos no hay ni una palabra de verdad. Su deseo más profundo es destruir a otros. Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua hablan engaños.
Cuando estamos hambrientos de poder, buscamos derribar a otros porque anhelamos lo que ellos tienen, empezamos a amar la mentira, a «bendecir» a otros por táctica, pero en realidad estamos maldiciendo desde nuestras entrañas.
Salmo 62:4 Solamente consultan de arrojarle de su grandeza; aman la mentira, con su boca bendicen, pero maldicen en sus entrañas. (Selah.)
Joram (Dios a exaltado) ocupó el trono de Judá, Josafat que era su padre les dejó a sus hijos valiosos regalos en dinero, en joyas y propiedades de algunas ciudades fortificadas, pero como era costumbre el primogénito tomaría el reino. Joram mato sus hermanos a Azarías (Yahveh ha ayudado), Jehiel (Dios vive o es mi vida), Zacarías (Dios recuerda), Azarías (Yahveh ha ayudado), Micael (quien es como Dios), Sefatías (Yahveh a juzgado) y los jefes del rey.
Cuando maldecimos a otros desde nuestras entrañas, ya nos estamos olvidando que hay un solo Dios, nos estamos rindiendo a los ídolos del poder, matamos con maquinación a nuestros propios hermanos que pueden ser mejor personas que nosotros. Pero también perdemos el lugar que Dios nos concedió, afectas a tu familia y perderás las riquezas que has acumulado.
2 crónicas 21:14 el SEÑOR destruirá tu nación con una gran plaga: Tú, tus hijos, tus esposas y todo lo que tienes será destruido. 15 Tú mismo sufrirás el ataque de una enfermedad intestinal y se te pudrirán las entrañas».
Una de las causas de las enfermedades de las entrañas es porque maldecimos a otros, nos levantamos haciendo nuestra propia justicia y aborreciendo todo lo que nos rodea. Por qué cuando juzgas a los demás te estás condenando a ti mismo ya que estas practicando las mismas cosas.