La indiferencia es el peor aniquilador del individuo, ya no siente la capacidad de amar o compadecerse de otros.
Vemos nuestros sueños y esperanzas como si fuéramos los únicos, caminamos en medio de los que desfallecen y como si los caídos fueran un numero menos que impidieran nuestro fin.
Algunos se retraen quedando en el camino y eso nos da valor para seguir por la indecisión de otros. La indiferencia es dura mas cuando conocemos de Cristo y vemos con apatía el dolor del otro.
¿ Que somos embajadores de Cristo o migrantes?
La migración ya no será un recuerdo, seguirá aumentado por que se comportaran como enemigos de Cristo buscando su propia destrucción, su dios estomago, su vergüenza será su orgullo y solo pensaran en lo terrenal. (paráfrasis Filipenses 3:18-19)