El murmurar es una práctica aceptable entre los creyentes, hablamos mal del que no está presente y nos protegemos si la persona cometió pecado, ameritando que “Se lo merece”. Hasta nuestras autoridades tampoco se salvan, hablamos de ellos entre los dientes manifestando nuestra queja y disgusto y a veces solo lo pensamos, entonces ya hemos murmurado.
El afectado comúnmente se ve como víctima, se pregunta por qué murmuran de él, pero debemos reconocer que, si también murmuramos de otros o prestamos oído a la murmuración, comprendemos que le dimos legalidad.
Salmo 144:5 oh YHVH, inclina tus cielos y desciende, Toca los montes, y humeen. 6 despide relámpagos y dispérsalos, Envía tus saetas y confúndelos. 7 extiende tus manos desde lo alto, Rescátame y líbrame de las aguas caudalosas, De la mano de extranjeros, 8 Cuya boca habla falsedad, Y cuya diestra jura en falso.
Generaciones
12 sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud, Y nuestras hijas como esquinas labradas cual las de un palacio.
Provisión
13 estén llenos nuestros graneros, Y provean toda clase de grano, Sean nuestros rebaños por miles, Y diez miles en nuestros contornos.
Economía
14 nuestro ganado vaya bien cargado, sin ruptura y sin pérdida, Y no haya grito de alarma en nuestras plazas.
Salmo 144: 15 ¡Cuán bienaventurado es el pueblo que tiene esto! ¡Cuán bienaventurado es el pueblo cuyo Dios es YHVH!